miércoles, agosto 20, 2025
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En las esquinas del recuerdo chapín, entre las carcajadas de antaño y los cuentos que solo los abuelos saben contar, existe un chiste legendario, casi mítico: “Risit.” Suena como cualquier palabra sin sentido, pero quienes lo conocen aseguran que es uno de los chistes más graciosos —y más difíciles de encontrar— del humor guatemalteco.

¿Qué es “Risit”?

Eso es, precisamente, lo que nadie te quiere contar…
Risit no es un chiste cualquiera. Es una especie de broma “secreta”, compartida solo entre iniciados.

Algunos dicen que nació en los años 70 u 80, en un ambiente donde el humor oral era rey y donde el acto de contar un chiste bien podía elevarte a la categoría de ícono social en una reunión familiar.

Se cree que Risit no solo es un chiste, sino una especie de contraseña cultural. Quien lo sabe, lo cuida.

Quien lo ha oído, rara vez lo repite. Y quien lo busca… tiene que ganárselo.

La Cacería del Chiste

En algunas reuniones, especialmente entre personas mayores o círculos muy específicos, es común escuchar la frase:
“¿Sabés el chiste de Risit?”

Si la respuesta es afirmativa, viene el suspenso:
¡No me digás que lo sabés! ¡Contámelo pues!
Y entonces, el silencio…
No. No se puede contar así nomás.

Así comienza la cacería. Porque el chiste de Risit no se cuenta como cualquier otro. Se comparte con solemnidad, como una reliquia oral. Algunos incluso afirman que no se puede decir en voz alta sin antes hacer una promesa de confidencialidad (aunque eso podría ser parte del mismo chiste).

¿Lo Sabés? No lo Dejés Ir

Una cosa es segura: si alguna vez te encontrás con alguien que diga saber el chiste de Risit, no lo dejés ir. Preguntá, rogá, ofrecé lo que sea. Porque no se sabe cuándo volverás a encontrar a otro guardián de esta joya secreta del humor nacional.

Y si tenés suerte… tal vez, solo tal vez, alguien te lo cuente.

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